miércoles, 30 de septiembre de 2015



3.    Fobia Escolar 

Este síndrome se caracteriza por un manifiesto rechazo a la asistencia al colegio e implica un temor irracional por alguna situación particular. Los síntomas incluyen: ansiedad anticipatoria, insomnio, miedos exagerados, dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea, dolor de cabeza, palidez y debilidad, que aparecen por la mañana o aún días antes de ir a la escuela y que por lo general desaparecen antes que terminen las clases, y no aparecen los fines de semana ni días festivos.

Las fobias escolares son una forma de temor que característicamente son desproporcionadas a la situación dada, que se desatan sin ser están relacionados con estímulos que no son objetivamente peligrosos, que no pueden ser eliminadas racionalmente porque están más allá del control voluntario, que persisten a largo plazo, que interfieren considerablemente en la vida cotidiana del niño en función de las respuestas de evitación, y que suelen aparecer con más frecuencia entre los 4 y 8 años; reapareciendo en la pubertad.

En la infancia, las fobias se clasifican en trastornos fóbicos (fobias específicas y fobia escolar), trastornos de ansiedad sin evitación fóbica (ansiedad de separación y ansiedad excesiva) y otros trastornos de ansiedad (trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno mixto de ansiedad y depresión).
La fobia escolar es el rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún miedo relacionado con ella. Es poco común y tiende a darse con más frecuencia entre los 3 y 4 años, o entre los 11 y 12 años, y afecta a más niños que niñas. Su comienzo en los más pequeños es repentino, mientras que en mayores y adolescentes es más gradual, de carácter más intenso y grave y con peor pronóstico. 

La fobia a la escuela viene precedida o acompañada de síntomas físicos de ansiedad (taquicardia, trastornos de sueño, pérdida de apetito, palidez, nauseas, vómitos, dolor de cabeza) y de una anticipación de consecuencias negativas asociadas a la escuela, así como de una relación muy dependiente con la madre y de la proliferación de temores inespecíficos (oscuridad, ruidos, agresión). El resultado es la conducta de evitación. La fobia escolar está asociada a otros trastornos clínicos, como la depresión y una baja autoestima.

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